LA MADRE DEL CORDERO DE LAS REFORMAS

Tiziano Tizona
Seguro que ya se lo han planteado ustedes. Curioso es que cada vez que entra un gobierno, cambia los currículos, lo que supone un rectificación en los libros de texto o en las licencia digitales. Pese a que muchas autonomías optaron por los bancos de libros o similares, las editoriales, asociadas a medios de comunicación y, a su vez, asociados ambos al mundo de la banca, se frotan las manos y se hacen hueco en los bolsillos cada vez que un nuevo bigotón asoma por la Moncloa y por el Ministerio. A veces bastaría con una pequeña guía con las modificaciones o, últimamente, con un rotulador para tachar lo que sobra. Para darle un sentido emocional o de conciencia de género, como se pretende con los contenidos que nos van a quedar, no se requieren grandes inversiones que vayan a parar al mundo editorial; más bien es una cuestión de claridad en las instrucciones y, una vez sepan qué diablos quieren más allá del titular y del postureo, fijar el qué y el cómo se va a evaluar. Cada vez que se cambia de nomenclatura, que se intuye un ámbito, que se crea una asignatura, que se quita o que se añade… se forran las mismas empresas a costa del ya paupérrimo presupuesto educativo o de los ecos de vacío en los bolsillos del ciudadano. El día en que se descubra el pastel (no les conviene a los medios de comunicación que pertenecen a los mismos holdings referidos) que se intuye, lo vamos a flipar, Mari Loli.