SIGUEN LAS AGRESIONES (SE NOS VA DE LAS MANOS)

Tiziano Tizona
Bueno, pues parece que la barbarie continúa en los centros escolares de Argamasilla de Alba: se acusa al hijo menor de la pareja detenida hace unos días que agredió a varios profesores (porque un docente de ese centro cometió el imperdonable pecado de reprender a su hija en una excursión escolar), de endosarle un castañazo con una pelota antidisturbios a una profesora de otro colegio al que ya no pertenecía. La compañera osó llamarle la atención al angelito porque intentaba colarse dentro del recinto. Resultado: hematomas y denuncia puesta ante la Guardia Civil.
Otro suceso que caerá en el olvido al par de días de quedar reflejado en interiores de la prensa y con letra pequeña. Y es que estamos normalizando el deporte del “tiro al profe”. El caso es que no es solamente desde algún “tronao» (alumno o familiar) al que se le cruce el cable, sino que leemos continuas acusaciones al cuerpo docente día tras día en medios de comunicación masivos y en redes sociales: necesitan reciclarse, formarse, no tienen vocación, son unos vagos tiranos… bueno, ya saben. Algunas incluso por algún Consejero resentido porque no le bailan el agua e incluso por compañeros poseedores-aspirantes a reconocimientos oficiales, o empresariales, que visten mucho y van acompañados de muchos flashes y “likes». Y es que, desde que las escuelas han dejado de ser un sitio donde se enseña para ser un sitio donde se cuida y guarda (ojo a las declaraciones de la ministra Montero, que se vanagloria de que se abran centros escolares para que los papás puedan tumbarse en el sofá o tomar café con los amiguis. Ese es el concepto de conciliación que respiran nuestros representantes), la figura del profesor ha quedado reducida al de cuidador-animador. Hasta que no se recupere la presencia de un docente como una autoridad con la función de impartir ciencia y humanidades y la escuela un recinto donde se va a recibir enseñanzas esto irá a peor. La LOMLOE (con la inestimable colaboración de las leyes anteriores) dará la puntilla definitiva. Aparte de agresores dislocados, las administraciones, los medios de comunicación y las familias y docentes que tragan/tragamos con la infamia, cuando no la promueven/promovemos, también somos responsables de la denigración de nuestro sistema de enseñanza. Luego tocará llevarnos las manos a la cabeza y tendremos generaciones difícilmente recuperables para el avance social, totalmente integrados en la semiesclavitud laboral que se nos viene encima. Pero felices y competentes en la nada, puesto que la nada será lo que habrán recibido.

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