¡AHORA SÍ QUE VAMOS A CUMPLIR!

Tiziano Tizona
Dado que el objetivo de la nueva educación es tan loable como que el alumno sea feliz, a partir de la semana que viene, las escuelas van a cumplir de manera magnánima e incuestionable su función emoeducativa, y lo van a hacer con el simple hecho de cerrar durante 16 días. Niños felices esperando a Papá Noel, a los Reyes Magos, cabalgatas, cenorrios, PlayStation, móvil, tablet, Netflix, dulces y jarana. Entornos de aprendizaje contundentes y significativos que no han de ser contaminados, ellos gestionarán su tiempo y su formación y seguro que lo hacen perfectamente. Solo hay un pero: ¿quién los guarda mientras los padres trabajan o se van de compras navideñas? Señora ministra Alegría y alboroto, ya que estamos convencidos de que los niños aprenden solos y de que la cúspide del aprendizaje es el bienestar, necesitamos a alguien que nos los cuide mientras ellos aprenden a gozar las cosas de la vida y el querer. Que sea la última vez que ocurra, mantenga usted , aunque sea por turnos, a parte de la plantilla del profesorado para que nos los cuide porque los canallas no hacen nada y están hinchados de vacaciones. Total, para cuidar lo mismo da hacerlo con 30 que con 60. Los maestros que estén en casa pueden hacer videoconferencias con trucos de magia y bailes de Tiktok para cuando los alumnos se aburran del Fortnite, que para eso se les está pagando una formación a costa del contribuyente. No en vano, nos estamos zambullendo de lleno en la escuela del siglo XXI, aquella que es capaz de cumplir sus objetivos de manera impecable echando el candado. De nada.