COMPETENCIA EN PIÑA

Tiziano Tizona
Ayer, en una tutoría con un padre, he de decir que con una actitud maravillosamente receptiva, cosa que es de agradecer; cuando el pescado estaba ya vendido y la cosa académica se relajó, me suelta: “Me llegan al taller y no saben coger la escoba para barrerlo». Interpreto que este buen hombre tiene, o trabaja, en uno. Estaba hablándome de los chavales, ya granados, que le llegan a las prácticas o de aprendices. No me meto, porque lo ignoro, si mantener limpio el taller es faena para estos chicos, pero sí en que de tanto protegerlos a veces los hacemos un poco torpecillos. Le replico, para aliviarse un poco las penas, que tengo niños de 10 años para 11 que ignoran cómo atarse los cordones de las zapatillas (que me caiga un rayo si miento). Para compensar, informo que estos mismos manejan el chromebook como leones (básicamente para buscar lo último del streamer o youtuber o tiktoker , o como demonios se llamen ahora, el fulano de turno que viva de ir diciendo o haciendo giligansadas delante de un móvil. Me di cuenta de los de los cordones cuando uno, sin mediar palabra, en el recreo, se pone enfrente adelantando el pie con ambos cordones por peteneras. O sea, que veía normal que un tío con más años que un glaciar se agachase a hacerle de sirviente. Ni por favor, oigan ustedes. Con esto quiero decir que muchas familias están equivocando eso de las competencias “para la vida real», y que si no nos ayudan algo con estas moviditas en los hogares, no tardará el gurú iluminado de turno en plantear currículos que incluyan situaciones de aprendizaje tales como “atarse los cordones”, “desenvolver el bocadillo» o “pelar la mandarina”…o que algún baboso diga que los maestros no tienen vocación ni preparación porque el hijo de su cuñado se ha comido la piña con la cáscara. Al tiempo, que lo veremos.