LOS CLÁSICOS, LOS CUBETAZOS Y LA SEQUÍA

Tiziano Tizona
Les traslado, queridos compañeros, la última polémica en redes: los clásicos. Hay una corriente pedagógica empeñada en banalizar la importancia de los mismos en la formación cultural de nuestra chavalada y que apuestan (como si fueran excluyentes) por obras de temática más actual. Mi condición de profesaurio me hace apostar por los clásicos, pero mi anhelo de sentido común me lleva a no rechazar lo moderno; es decir: integrar las dos cosas. Cierto es que intuyo que al Quijote, a la Celestina, a la Odisea o a los Tratados Morales del paisano Séneca no se van a acercar nuestros chavales de motu propio ni con un palo. ¿Vamos a dejar pasar la oportunidad de que los conozcan? Que los libros del Rubius, del tal Xocas o de Ibai (si los tienen) pueden aportar cosas, no digo que no; pero que su aporte cultural dure siglos…permítanme que lo dude, llámenme pérfido. Básicamente, porque de estos vemos desfilar por el candelero a decenas de ellos cada pocos años. Además, esta gente tiene un potencial de marketing que vende sus obras (eso hay que reconocerlo) a porrillo y hacen que nuestros chavales lean, que ya está bien. Soy de la opinión de que la escuela ha de proveer de conocimientos que los chavales difícilmente se encuentren fuera de ella para que con esas herramientas sepan juzgar, aceptar, rechazar, criticar y mesurar toda la basura que se les está metiendo en la cabeza 24/7. La cultura es como llenar una garrafa infinita a base de cubetazos, nunca se va a completar. Lo importante es la cantidad de líquido que cada uno atesora. Si por verter cubos nuevos vamos vaciando el líquido de los cubetazos anteriores nunca llegaremos a tener más que un buchito…y hay una sequía del copón bendito.