LAS PIEDRAS EN NUESTRO TEJADO

Tiziano Tizona
Puede que no seamos conscientes del daño que nos hacemos a nosotros mismos como colectivo cuando afirmamos eso de: “Todo está en Google”. Nos declaramos prescindibles frente a una base de datos (muchos de ellos de dudosa procedencia y de veracidad relativa). Suelen ser, además, aquellos que detestan (y con razón) que el profe se dedique a leer unos apuntes y a examinar (si es que queda alguno se este pelaje) los que les parece maravilloso que el alumno se forme leyendo wikipedias y viendo tiktoks. No, queridos compañeros, Google puede ser una maravillosa muleta pero difícilmente va a enseñar a andar. Pobre pedagogía es aquella que pone todos los huevos en la única cesta de la tecnología. De ser dueño de pasa a ser esclavo casi sin darnos cuenta, y cada vez que se cae el WiFi entran los sudores fríos y el tembleque de canillas. No se debe renunciar al humanismo, a la interacción, al debate, a la retroalimentación inmediata, al método socrático, a la palmadita en la espalda ni al lenguaje corporal; trasmiten mucha más información de lo que consideran los que menosprecian estos métodos. Además aventuro, sin temor a equivocarme, que si eres buen comunicador, dominas tu materia y consigues “enchufar» a la muchachada, es altamente motivador por una razón muy sencilla: están hasta las narices de ver pantallas fuera de las aulas; y ese saberse escuchados, esa “comunicación” es novedosa para muchos de ellos y altamente satisfactoria. El otro día vi un graffiti que rezaba: “Los abuelos saben más que Google”. Estoy de acuerdo.