¿GLORIA U HORCA?

Tiziano Tizona
Ayer vi a un alumno con el hocico pegado al cacharrito (yo denomino así al chromebook, he de decir que está triunfando la denominación en el cole porque cada vez más alumnos lo llaman así), como soy un tipo curioso por educación y tocapelotas por devoción pues allí que fui a molestar un poco (cosa que me apasiona). Tras tocar su pantalla con mis manazas y apretarle un par de teclas ojeé qué leches estaba haciendo la criatura. Me senté a su lado y observé. El infante estaba haciendo un ejercicio que consistía en resolver veintitantas raíces cuadras. El niño, que no es tonto, tenía en otra pantalla la calculadora que le permitía resolver el tostón en un periquete. No seré yo el que juzgue los métodos o deberes que mandan los compañeros, creo fervientemente en eso del maestrillo y el librillo. A mí me parece que no se aprende demasiado así esa es mi percepción. Pero por ahí no van los tiros, el charco en el que me meto hoy procede de no explicarme que un señor que manda hacer de deberes decenas raíces cuadradas, eso sí, a través de una pantalla es un crack innovador digno de admiración y pavoneo. Pero un humilde servidor de ustedes es un pedazo de profesaurio digno de acabar en la guillotina porque explico en la pizarra, mando ejercicios del cuadernillo (los modifico casi todos), corrijo y pongo positivos, negativos, dieces cuando procede…y roscos con boli rojo cuando toca. Mi pregunta es: ¿aprende más nuestro polluelo con una u otra metodología? Nuestro nivel de tontuna nos da lo suficiente para no ir defecándonos por los pasillos entre aula y aula.

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