VUELVE LA INFAME DELACIÓN A LAS ESCUELAS

Tiziano Tizona
Nos van llegando cada vez más ejemplos de premios a la delación entre compañeros propio del tufillo pseudodictatorial que se respira en muchos centros y que la Administración, lejos de cortar de raíz, muchas veces da la impresión que aplaude y fomenta. Los departamentos, las etapas, las distintas comisiones, los pasillos, los patios, los claustros…incluso el café o la cervecita de “después” se llenan de quintacolumnistas que no dudan en practicar el vil y ruin arte de la delación. El caso es que no sé muy bien lo que buscan, pero debe serles provechoso cuando lo hacen. Las víctimas suelen ser las mismas, aquellos que se dedican, o quieren hacerlo, a enseñar todo lo que se pueda contra viento y marea, sabiendo que es muy posible que sufran ese infame apartheid antiacademicista que está instalándose en los centros. Error gordo, a mi entender, porque la vida es pendular y todo lo que sube, baja. ¿Qué va a ser de esos compañeros (los equipos directivos también lo son) cuando se les agote el cargo o cambie “la visión” de la enseñanza? ¿No piensan en ello? ¿Merece realmente la pena esa actitud a medio o largo plazo?