MUCHO MÁS ANTIGUOS SON USTEDES
Tiziano Tizona
A los profesaurios se nos critica mucho porque, alegan, que somos inmovilistas y reacios a las nuevas técnicas pedagógicas que prometen (normalmente previo pago) el paraíso de la inclusión y la felicidad extrema. No creo que haya docente totalmente satisfecho con los resultados de los métodos tradicionales y que niegue que haya que perfeccionarlos precisamente para llegar al mayor número de alumnos, beneficiando así al conjunto de la sociedad. Otra cuestión es que nos traguemos el soma sin rechistar y sospechemos, por principio, de los métodos milagrosos sin más base empírica que los santos colganderos del gurú que te vende un producto, porque si te cobra, no se trata de un consejo sino de un negocio, que no se nos olvide. Hasta el día de hoy, un maestro que sabe y que explica, un alumno que atiende y se esfuerza suele ser una buena ecuación, además de probado éxito. Cierto es que no conseguimos llegar a todo el mundo, pero los nuevos métodos tampoco, que eso nadie lo recalca. Hay muchas deficiencias de partida y de fuera del ámbito escolar que hay que paliar, y eso no es solo una labor docente sino que incluye a muchos otros sectores sociales y gubernamentales. La cómodo es echar todo a los lomos docentes porque son unos lomos adormilados y sumisos con un gigantesco complejo de servidumbre y un minúsculo espíritu reivindicativo: se nos dice que no tenemos vocación o que no estamos formados y nos escondemos detrás de la primera maceta que nos encontramos. Todavía no hemos dado con la respuesta automática y contundente al citado mantra.
Mientras tanto, gurús y chamanes campan a sus anchas recogiendo los pingües beneficios que la trágala docente y el postureo administrativo les permite.
Cuando alguno de aquellos me llama antiguo, mi respuesta es automática: “Más antiguos sois vosotros. Que hay vendehumos desde que el hombre es hombre».