LA NUEVA INQUISICIÓN

Tiziano Tizona
Se está convirtiendo en un deporte nacional; es vistosa y resultona la moda de cazar al profesauriado. Lo curioso es que ha arraigado entre los propios compañeros a los que no se le cae la cara de vergüenza a la hora de atacar las opiniones y la praxis de aquellos que no ven claro el rendimiento de las “pedagogías vedette”. Se ha llegado a leer (y escuchar) la demanda de sanciones para aquellos que simplemente piden que les dejen dar clase en paz desde el dudoso argumento de la uniformidad de criterios y metodologías. Hitler y Stalin estarían muy orgullosos de lo bien que ha calado su mensaje cuando parecía que estaba felizmente superado. Se llenan la boca y los informes de diversidad y de multiculturalidad para acabar amenazando al que osa opinar de manera distinta y mantener un punto de vista distinto al oficial y mayoritario. No contemplan siquiera la posibilidad de lo enriquecedor que puede resultar para nuestro alumnado la diversidad en las praxis. Da exactamente lo mismo que lo que venden como innovación tenga más años que Carracuca y vaya acompañado de décadas de fracaso como vitola. No importa si el niño aprende más o menos, no importa el fin sino el medio, máxime si el medio sale muy bien en las fotos. La efectividad está supeditada a la vistosidad. Me alegro de haber tenido maestros de todo tipo y pelaje, malos y buenos, puesto que de todos ellos he aprendido algo. Me alegro que en casa me educaran en el respeto a mis semejantes y en no desear el mal al que opine distinto. Me alegro haber vivido profesionalmente el gozo de ejercer mi profesión con libertad y de disfrutar del apoyo y confianza de mis compañeros en mis comienzos. Me espanta la pérdida de derechos docentes de unos años aquí. Me espanta el miedo que nos paraliza a la hora de exigir recuperarlos. Me asfixia el bullying oficial y el culto a la jauría disfrazado de proyecto educativo. No me gusta nada como va cazando la perrita. No me extrañaría ver piras en los patios de los colegios para celebrar autos de fe por parte de los nuevos aprendices de Torquemada entre balidos de aprobación.

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