NO «SEMOS» UN BUEN MODELO
Tiziano Tizona
Llevo varios días por las tardes echando horas al saco de la burocracia educativa para mayor gloria de la madre que parió a todos los panfleteros de la Administración y sus allegados. Con los ojos más saltones que una legión de sapos y más nudos en el pescuezo que en una exposición de macramé, debería estar orgulloso porque ya he terminado por lo menos la mitad de la infamia; pero no. ¿Saben ustedes, queridos compañeros, por qué? Pues muy sencillo, porque todas estas horas delante de la pantallita rellenando mierders diversas no van a hacer mejorar el aprendizaje de mis polluelos ni una micra y porque voy a llegar al lunes más quemado que el cenicero de un bingo antiguo. Imagínense el espíritu con que va uno a iniciar la semana clave para el segundo trimestre. Veo a transportistas, a agricultores, a ganaderos de este país y del vecindario europeo defendiendo sus derechos y su profesión y me dan envidia. No sé a qué carajos estamos esperando para dar (metafóricamente) un puñetazo en el tapete. Cada vez hay menos docentes porque una profesión que era maravillosa está esclavizando a los que la nutren. Todo el mundo busca, vilmente, sacar tajada a costa de la salud del enseñante y de la ignorancia del enseñado. Y seguimos sumisos, y cada vez más vapuleados: no estamos dando un modelo a seguir muy constructivo a nuestros chicos. Sigamos aplaudiendo en congresos y medios a los perpetradores de esta estafa, que nos está yendo de cine.