LA EXCLUSIÓN INCLUSIVA
Tiziano Tizona
Primer día de vacaciones y resulta que uno ha madrugado más que ayer. Supongo que necesito alguien que me estudie o, quizá mejor, me dé con un palo en los lomos, por tonto. El caso es que me ha dado tiempo a con interés y curiosidad (y jolgorio bullero, que todo hay que decirlo) los mundos de Xuitter, constato que los compañeros (algunos, otros no dan clase o las imparten en la universidad, lo que se parece a un aula de ESO lo mismico que un huevo a una castaña) que se autoproclaman apóstoles de los DUA, las inclusiones, el sentido crítico y las diversidades ‐lo cual es tan respetable como matizable, si no en los fines, en los medios‐ se lanzan al pescuezo en manada al que osa replicar a sus teorías. “Amo a ve», ¿cómo es eso que lo que se defiende para niños y adolescentes no cotiza para docentes? ¿Acaso nos consideran una especie infrahumana después de sacar el grado? ¿Tenemos derecho a opinar o, por disentir de ciertos métodos, nos merecemos los calificativos de nazis, fachas, reaccionarios, vagos, rojipardos, antiderechos humanos, arreadores de los niños con la regla…o las últimas joyas: que no entendemos el mundo o que derribamos gobiernos progresistas?
Defiendan ustedes su argumentario como les dé la real gana, faltaría plus, pero me parece que no se están dando cuenta de que se contradicen ustedes solitos.
Si les da resultado, procedan como les parezca, pero tengan en consideración que a otros les pueda ser efectiva otra manera de proceder y no por ello hay que adornarlo con calificativos tan ruines. Esfuércense un poco más, ah no, que el esfuerzo está mal visto.