THE SHOW MUST GO ON

Tiziano Tizona
Bueno, se acabó lo que se daba. Puestos a tener un pensamiento positivo, como parece que mandan los tiempos, a algunos de nosotros la noticia del comienzo de las clases tiene su parte molona: dejamos de ocupar las horas en reuniones, coordinaciones, proyectos y folclores (muy necesarios algunos) que son un tostón del tamaño de una cordillera, para coger la tiza (o similar rotulado) y empezar el rocanrol. Ahí está el sentido de nuestra profesión y ahí somos imprescindibles por mucho que se empeñen las tecnológicas, las IA y la madre que las parió a todas. Es una lástima que desde ciertas posiciones y colectivos docentes se intente devaluar los ámbitos en los que somos insustituibles, devaluando (¿sin querer?) nuestra profesión. Así pues, intentemos hacermos fuertes dentro del aula con profesionalidad y honestidad (me dejo lo de la vocación a propósito). Hay que conseguir ser modelo en relación con los conocimientos y la cultura; hay que transmitir (sí, he escrito «transmitir») lo que llevamos dentro y que nuestros años de estudios germinen más allá de nuestras cabezas. No nos dejemos engatusar con los cubiletes del trilero ni que el humo de las vacuidades nos distorsione lo que debiera ser nuestra función principal. Nuestros alumnos nos lo agradecerán.
Que pasen ustedes un buen curso escolar.