¡ACLÁRENSE YA, CARAJOOOO!

Tiziano Tizona
Leo hoy en “El País” que siete “edutubers» (profesores que transmiten vía youtube) arrastran a 18 millones de alumnos con sus clases. Vaya por delante mi enhorabuena y mi admiración por semejante exitazo. De los siete, cinco han abandonado las aulas para dedicarse en exclusiva al tema virtual; lo cual, si a ellos les congratula, a mí, por supuesto, también. Los apóstoles de la innovación (entre ellos el citado diario) cantan las merecidas alabanzas a estos siete magníficos. Hocicando en las entrevistas me doy cuenta de que se dedican principalmente a explicar contenidos y resolver dudas (previa la selección vía cuestionario) de sus numerosos seguidores. Es decir, que utilizan mayoritariamente la tan denostada “clase magistral” (ojo al término) pero con la particularidad de que hay una cámara enfocando a la pizarra. O sea, que no es el método sino la difusión de la clase la que los hace “innovadores», además cuentan con el hándicap de la interacción en diferido en referencia a las cuestiones y las dudas. Dicho así, la clase a pie de aula toma ventaja en la agilidad del feed-back. Cualquiera de ellos sería catalogado de “profesaurio” por la OCDE y denostado por las hordas de la “nueva pedagogía» por explicar, cuestionar y resolver dudas y no dedicarse a facilitar la construcción del aprendizaje por los centros de interés del alumnado; ni siquiera se disfrazan de payaso o imparten la clase en pijama (ojo, que cada uno utiliza los recursos que crea conveniente, pero estos últimos son los que se premian y salen por las teles).
Da la sensación de que uno es un zoquete integral haciendo exactamente lo que hacen estos compañeros pero sin youtube que le ladre. Me incitan a preparar actividades emocionales, mindfulgansadas, yoga, a estimular las recepciones sensoriales, a seguir los temas planteados por el alumnado y, al mismo tiempo, romperme los cuernos para adaptarlo al currículo y a mil cosas por el estilo. Luego ellos y en casa que flippedleches (no dejan de ser deberes, “so” modernitos) con los videos de estos compañeros, cosa que podrían vivir, en vivo y en directo, en mi aula seis horas al día. A mí que me lo expliquen, a ser posible cara a cara, sin pantalla.

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