LA PAZ DOCENTE Y EL PRIMER ENVÍO AL CARAJO

Tiziano Tizona
¿Se han dado cuenta de qué poco nos hemos peleado los docentes estos días en las redes por motivos de pedagogías? Pues eso mismito significa el concepto de “vacaciones» para que uno desconecte y la cabeza deje de centrifugar, para aliviar tensiones, para que la cara de perro se quede atornillada en la taquilla. Exceptuando la movida de las oposiciones, la cosa no ha ido más allá de la congoja de las medidas a adoptar en la vuelta al cole por una llana y simple razón de desconfianza en los alfa del tinglado. Que si nos ponen la tercera dosis tal o cual día, de las reacciones, que si viene el cuñado a cenar o está contagiado, que si nosequé presentadora se ha vestido de bocadillo de atún en papel Albal para las campanadas y si al otro le han puesto un cajón porque es más canijo que su pareja (no acabo de captar cuál es el problema de ser bajito). Dice el tipo que inventó PISA que en España los maestros damos clase y chimpún, que nos olvidamos de ser apoyo, amigos y guías de nuestro alumnado fuera de nuestro horario. Sin ahondar más, puesto que para desconectar (y para no colgarlos de un pino) hemos quedado que están las vacaciones, recibe el dudoso honor de ser la primera persona que un servidor se permite mandar al carajo, por cabestro; eso sí, con todo mi espíritu navideño.

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