A ADOCTRINAR SE HA DICHO

Tiziano Tizona
Pues no nos va a quedar más remedio que adoctrinar. Dado que desde los medios (sobre todo los de determinada ideología) nos acusan y nos acusarán de ello entre otras muchas maldades, plagas bíblicas, desastres naturales y artificiales… Una vez que tengamos esto claro, quizá hay que perderle el respeto a lo irremediable y actuar siguiendo los dictados de la conciencia de cada uno y la honestidad laboral. Así pues, a adoctrinar se ha dicho: adoctrinar en la importancia y la universalidad del aprendizaje; en su carácter rebelde y en su potencial como elemento transformador de sociedades. Adoctrinar en la necesidad de adquirir un cuajo cultural e intelectual que permita exigir los recursos y derechos, exigir también el cumplimiento de los deberes que como ciudadanos nos corresponden y que nos diferencian de las zanahorias y de los ornitorrincos. Adoctrinar en que la élite política no son dueños sino administradores y, como tales, han de rendir cuentas. Adoctrinar en que los poderosos proponen una cosa para la sociedad pero cuidan y pagan otra totalmente distinta para sí y los suyos con el objetivo de conservar su estatus sin amenazas. Adoctrinar en que el conformismo disfrazado de emociones va a suponer un elemento utilizable en su contra para abusar de ellos laboral o socialmente. Adoctrinar en que “la gratuidad” no existe, en que desconfíen de ello, puesto que, de una manera u otra, una empresa siempre cobra. Pero eso mientras, o después de , aprenden a leer, escribir, matemáticas, música, arte, filosofía, ciencias, literatura…y esas cosas que les importan un carajo que aprendan nuestros a los de arriba. ¿Qué más da que una hormiga sepa componer sonetos?