IMPONEN PORQUE NO CONVENCEN

Tiziano Tizona
Una de las cosas buenas que tienen las vacaciones estivales es que te permiten dejar que la mente centrifugue a su bola y salten las ideas y las teorías como a traición, sin que nadie reclame su presencia. Esta mañana mientras estaba rumiando el último bocado de la tostada ha saltado en mi ralentizado cerebro un “Coño (sic), imponen porque no convencen». Y pienso ahora que mis musas tocapelotas tenían razón al meterme esa idea en las meninges. Los ámbitos, la todopoderosa digitalización educativa, las pedagogías activas, el disfraz de la bajada de exigencia…está muy lejos de convencer en su vertiente de dogma a todo el profesorado (ojo, hay muchos, muchísimos que sí lo están. Hay que señalarlo también). Pero (mira que me acuerdo de don Miguel de Unamuno ante Millán-Astray) eso de “vencer” por imposición no significa “convencer» y todo apunta a que han elegido la odiosa primera opción. Han renunciado al diálogo sosegado y a dar valor al peso de los resultados objetivos en favor de nebulosas plagadas de subjetividades que permitan acoplar el resultado a la hipótesis, aplicando el método científico al revés. “Yo pago, yo mando» es el lema. También aplicable al enjambre de empresas tiburón asociadas a nuestros políticos de goma-eva y photocall. Sepan ustedes que HAZ (Alianza por la Educación) la conforman empresas como Vodafone, La Caixa o Google…entre otras similares que han cogido las riendas de nuestro sistema educativo a imagen y semejanza de una organización tan poco recomendable a nivel cultural como la OCDE. La imposición es el argumento del débil, del que rehuye confrontar ideas y del que no cree ni en la libertad ni en el acuerdo. Debajo de todo esto, un docente abrumado por la exigencia externa y avergonzado por el papel que le quieren imponer. Pero quieto y callado…demasiado quieto y callado. El que calla, otorga. Aquí empieza a hacer falta un trueno.