¿A QUE YA OS LO HAN DICHO?
Tiziano Tizona
Empiezan los días que yo llamo “días de qué poquito te queda, maestro». Ustedes, compañeros, ya me entienden. Pues sí, me queda poquito y no voy a mentir si dijera que que estoy mejor, bastante mejor, de vacaciones que trabajando. Me dedico a lo que me dedico porque me gusta, pero principalmente porque he cogido la costumbre de comer tres veces al día. No me asusta el regreso, soy más antiguo ya que las nubes. He de reconocer que volvería más ilusionado si mi función principal fuera enseñar y no encerrarme a partir del jueves en un mar de papelajos burocráticos, en una preparación de performances cuyo resultado es la pérdida de tiempo. La satisfacción que uno obtiene cuando un niño ha aprendido algo que no sabía poco tiene que ver con la burocracia y con la “motomami» de moda. Pero no, ahora en vez de intentar que los niños “sepan cosas” hay que intentar que los niños “sepan hacer cosas”. Eso está muy bien, pero ya me explicarán cómo va un niño a “saber hacer cosas” si anteriormente no “sabe cosas”. Si no nos preocupamos antes de que sepan leer (interpretar), escribir (correcta y razonadamente) y calcular se nos va al garete todo el escenario de cartón piedra educativo innovador (que tampoco lo es porque, normalmente, son los mismos perros con distintos collares para que alguna peña se forre a cursillos y publicaciones). Por otra parte, hay conocimientos que son validos “per se», sin necesidad de tener que aplicarlos a una competencia específica, se llama cultura. Si a eso le sumamos a que lo único que parece que importa es que el niño (o las familias) no se queje, se pasa de poner el foco en el intelecto para ponerlo en la confortabilidad: “A mi niño no le sientes con ese. Fulanita se le copia. Menganito no le “ajunta». Ponlo delante que se despista. A mí nene le tienes manía. Se queda en blanco. En casa se lo sabía…”. Así regreso con la certeza de que las cosas van a ir, en ese aspecto, a peor: se trata de que las escuelas faciliten la conciliación que no facilitan las empresas . Y esa no debiera ser la función de una institución académica. Feliz inicio porque qué poquito nos queda, compañeros.