LA ÚLTIMA CASTAÑA DEL MINISTERIO

Tiziano Tizona
El ministerio sigue con su afición de dar a los docentes buenas noticias. Ante las sempiternas peticiones de bajadas de ratio y de especialistas y espacios para atender a los diferentes niveles curriculares, personal de PAS y enfermeras accesibles para tratar casos médicos de riesgo para el alumnado, se suman los recursos económicos que permitan pagar las facturas algo que debiera ser tan prioritario y simple como lograr un mínimo acondicionamiento en la climatización de las aulas. La respuesta del ministerio es tan esperanzadora y contundente como gastarse 300 millonacos en el Plan Código Escuela 4.0 que pretende que los niños de infantil (sí, han leído bien), primaria y secundaria aprendan programación informática. Que no digo yo que eso esté mal, ojo, pero, no sé, llamadme loco si no lo considero tan prioritario como aprender a leer y a expresarse oralmente y por escrito de manera correcta, por ejemplo. Me diréis que una cosa no quita la otra y tenéis razón, pero no he visto ningún anuncio en el que se divulgue que se van a gastar cientos de millones de mortadelos en la promoción y la consolidación de la lecto-escritura, siendo esta la base de todo lo demás. No sé por qué regla de tres es más importante que un alumno sepa hacer que un muñeco baile en una pantalla a que sea capaz, con el tiempo, de sacarle la chicha al Quijote. A no ser que queramos una sociedad competente en lo primero y no en segundo. Hay escuelas de ingeniería, de informática y empresas con especialistas en sacarle partido a las computadoras y me costa que hacen una labor valiosa para toda la sociedad. Pero a leer, a escribir, a reflexionar, a adquirir gusto y disfrute por los saberes humanísticos y científicos, que son la base de una sociedad libre y sana, solo se consigue desde los centros educativos. A lo mejor la prioridad debiera ser esa.

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