EL PASTOR, LOS DEBERES Y LAS OVEJAS

Tiziano Tizona
Cada cierto tiempo vuelve a las redes sociales la cuestión de “deberes sí, deberes no». Vaya por delante que nunca he sido de los de mandar tareas (excepto las que no se han terminado en clase resultado de un “touching balling” de tal o cual alumno durante el tiempo asignado). Lo hago por el simple hecho de explicarles yo las dudas que puedan surgir y no pasar ese marrón a las familias o que se informen vía YouTube por medio de algún gualtrapa (que también los hay). Dicho esto, también comprendo que algunos de mis compañeros manden reforzar tal o cual conocimiento en casa, cada maestrillo…ya saben. Lo que me sorprende es que a los enemigos de los deberes achancándoles ser un factor de desigualdad se les caiga la baba si, en vez de deberes, se utilizan los eufemismos de “flippedleches”, “clase invertida unicornial”, “Google Classroom de la Pradera”…lo que, por lo pronto, obliga al alumnado a disponer de dispositivos y conexiones para provecho y regocijo de las empresas tecnológicas (cosa que no sucedería si las tareas solo requirieran un boli y un papel). Que me cuenten a mí qué es lo que en realidad fomenta desigualdades y qué no. Y entre col y col, unas horitas más de pantalla, de publicidades y de big data para nuestros polluelos. Y es que desde las torres de marfil se ve el asunto con una perspectiva muy distinta a desde el tajo. No sé quién dijo que “El pastor ha de oler a oveja», el caso es que tenía razón.

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