GRACIAS A MIS PROFESAURIOS

Tiziano Tizona
Hoy quiero homenajear a aquellos profesores que alguna vez me mandaron a septiembre porque me había rascado el bolo en su asignatura durante el curso escolar. Me quedó suficientemente clarinete que si uno no se esfuerza no se consiguen los objetivos, y, cada vez que vi la amenaza de la repetición, me puse las pilas “ipso facto”. La bondad no está reñida con la exigencia (tan denostada hoy); y a esos que me exigieron les debo mi capacidad (mayor o menor) de esfuerzo, de saber ver las cosas a medio plazo, de conocer que los mejores frutos requieren tiempo y constancia desde que se siembra la semilla. De no fiar todo a la casquivana fortuna, sino de trabajar para que sea lo menos definitiva posible dentro de un proyecto vital…
Le están intentando birlar a nuestros chavales la estoica sabiduría controlar las circunstancias controlables a través de una edulcorada desviación de sus responsabilidades, enseñándoles un mundo virtual de nubes de algodón que no existe. No acabo de entender qué pretenden con ese tipo de medidas; yo agradezco, hoy en día, que no me pillasen en mi etapa formativa temprana. Y como uno aprendió a ser responsable de sus actos, aguantaré estoicamente el chaparrón que me va a caer por escribir estas cosas que la gente considera tan rancias.