EL PODER DE LO SENCILLO
Tiziano Tizona
Corta y al pie, que estamos de vacaciones. En los últimos días se ha hecho viral en redes la imagen de un tirador turco que ha ganado la medalla de plata olímpica sin más artilugio que una pistola y unas gafas de esas que se encuentran en cualquier óptica 2×1. El tío, además, hacía dianas con una mano en el bolsillo, como si, en vez de jugarse una medalla, se estuviera tomando un café con la parienta. Sus competidores (porque en los juegos olímpicos como en la vida, se compite mal que pese a algún gurú de moqueta y algún buscacaldos de cursillo educativo) se presentaban con aparatos electrónicos y últimas tecnologías hasta en las pestañas…bueno pues palmatoria para ellos y sus modernidades. El turco conocía su oficio y dominaba su especialidad sin necesidad de parafernalias, vistosos fuegos artificiales ni lucecitas.
Por otra parte, hoy nos hemos enterado de que el opositor que defendió su sapiencia docente contando con el único recurso de una tiza (ya sabéis que hay gente que para defender una situación de aprendizaje necesita un circo), ha obtenido plaza, y desde aquí vaya nuestra felicitación.
Ambos casos deberían de hacer reflexionar a los gerifaltes para poner en el centro del proceso educativo el conocimiento y la destreza del docente por encima del vedettismo posturero imperante.
Os dejo, que me están poniendo otra caña de cerveza y se calienta.